Yoga Restaurativo

Dentro del yoga restaurativo hay 2 tipos: el pasivo y el activo.

Pasivo: es aquel que se basa en posturas estáticas, en las que se permanece todo el rato sentado o tumbado. Utiliza para ello bloques, cinturones, sillas, etc, es decir, todo lo necesario para mantener la postura y la correcta alineación del cuerpo.

Activo: es una nueva modalidad, a través de la cual se incluyen movimientos somáticos, es decir, suaves movimientos acompañados por un control de la respiración y una meditación.

El yoga restaurativo persigue la conciencia de la coordinación de nuestro cuerpo con nuestro cerebro a través de movimiento. Con este tipo de práctica lo que hacemos es que entramos en un estado de relajación, donde nuestra respiración va más despacio, lo que hace que el pulso también disminuya y la actividad cerebral también. Todo ello lleva a que nuestro sistema nervioso se relaje y descanse, lo que nos permite recargarnos y llenarnos de energía.

El yoga retaurativo está recomendado para todo el mundo, principalmente para gente que padece dolores físicos y psicológicos, gente que tiene problemas de ansiedad, depresión o estrés provocados a raíz de una pérdida o por un fuerte cambio. Pero también lo practican personas sanas que buscan una sesión relajante y de descanso.

Durante una clase de yoga restaurativo se utilizan múltiples accesorios, como son los bloques, mantas, cinturones, incluso sillas y paredes. Su uso es para ayudar a realizar estiramientos sin necesidad de forzar nuestro cuerpo, o simplemente para conseguir posturas cómodas, lo que nos facilitará llegar a un estado mayor de relajación.